
Bienvenidos al futuro distópico de la hotelería (o cómo aprender a amar el caos)
Si pensabas que la hotelería del futuro sería un paraíso de experiencias inolvidables, huéspedes felices y empleados motivados… piénsalo de nuevo. Estamos entrando en una nueva era donde el arte de hospedar se parece cada vez más a un videojuego de supervivencia con niveles de dificultad crecientes. Así que, para que no te pille desprevenido, aquí te traigo tres señales de que el futuro hotelero va a ser un viaje emocionante (y un poco aterrador).
El huésped quiere pagar menos y exigir más (¡Sorpresa!)
Dicen que la inflación está cambiando los hábitos de consumo, pero la realidad es que el cliente medio de hotel ya tenía dos certezas en la vida:
El desayuno buffet debe incluir 40 opciones mínimas, aunque solo coma tostadas.
Lo que paga nunca se corresponde con lo que cree que merece.
En esta nueva era, los viajeros buscarán el lujo de un cinco estrellas con la tarifa de un hostal. Los hoteles, en respuesta, tendrán que aprender el delicado arte de dar la sensación de servicio premium sin comprometer la rentabilidad (spoiler: no es magia, es estrategia). Mientras tanto, los OTAs seguirán exprimiendo comisiones y los hoteles que no optimicen su venta directa acabarán vendiendo habitaciones como si fueran tiquetes de lotería.
💡 Ejemplo real: Los hoteles de Nueva York ya han comenzado a incluir “tarifas ocultas” como el resort fee, donde te cobran extra por… bueno, básicamente por existir. Y si cuela, cuela.
Trabajar en hostelería: un deporte de riesgo
Encontrar talento en la industria es ya casi tan complicado como encontrar un café barato en París. La crisis de personal no es nueva, pero ahora el problema ha evolucionado: no es solo que falten profesionales, es que no quieren trabajar en hoteles.
Las empresas están probando todo: alojamiento gratuito, aumentos salariales, flexibilidad horaria… pero la realidad es que un sueldo decente no compensa un alquiler imposible en destinos turísticos estacionales. Algunos hoteles están comprando edificios para alojar empleados, mientras que otros han optado por fichar trabajadores en países con menor coste de vida y traerlos a la batalla hotelera.
💡 Ejemplo real: En Ibiza, encontrar vivienda para empleados es misión imposible. Hay camareros durmiendo en furgonetas mientras los propietarios alquilan estudios por el mismo precio que un riad en Marrakech.
El hotel del futuro te leerá la mente (o al menos tu historial de búsquedas)
Si creías que la inteligencia artificial solo servía para hacer deepfakes de políticos, prepárate para la nueva generación de hoteles. Gracias a la digitalización, la automatización y la IA, el check-in será más rápido que un pit stop de Fórmula 1, los asistentes virtuales sabrán qué tipo de almohada necesitas antes de que tú lo sepas, y los hoteles gestionarán precios en tiempo real como si fueran la Bolsa de Wall Street.
💡 Ejemplo real: Hilton está implementando tecnología que personaliza habitaciones según los gustos del huésped. ¿Qué significa eso? Que si buscas “jacuzzi privado con champán” en Google, puede que te lo ofrezcan antes de que lo pidas.
